Muchos piensan que ha sido una tradición estadounidense que se ha infiltrado en nuestra cultura. Y, en parte, están en lo correcto. Allá los niños van de casa en casa pidiendo dulces, disfrazados de monstruos o cosas semejantes la noche del 31 de octubre. Aquí, los niños han adoptado tradiciones de nuestros vecinos del norte al disfrazarse y traer calaveritas anaranjadas. Pero hay algo que los niños reciben aquí que no era lo que recibían antes o lo que reciben los niños estadounidenses, que es, dinero. Y eso que también en el pasado el dinero que se juntaba durante los dos días de muertos se utilizaba para comprar la tradicional calaverita de azúcar. Aunque no todos los adultos son muy generosos, la mayoría trata de mantener viva esta tradición de depositar aunque sea una moneda de un peso a los pequeños que se transitan las calles.
Pero ahora, a pesar de que aún se escucha la frase “¿me copera para mi calaverita?”, los niños usan el dinero para todo. Nuestra sociedad se ha vuelto muy capitalista en el sentido de siempre querer adquirir capital para usarlo a conveniencia propia. Entonces los niños ahora piden calaverita con el propósito de incrementar su ingreso para usar el dinero en cosas que a veces no son muy importantes, como juguetes, dulces, etc.
Gracias por su atención.
Jair Serrano Lara.
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